Como lo he comentado, aunque me ilusiona la posibilidad de la magia y los milagros, soy más bien de naturaleza escéptica. Aún con mi experiencia vivida con LOA, no tan fácilmente compro la idea de que un evento sea producto de la Ley de Atracción, o más específicamente de la intención de una persona o de sus pensamientos. Según vamos madurando en su conocimiento, aceptamos más fácilmente que todo lo que nos sucede, incluso las ideas y emociones son producto de LOA. Pero, como aprendiz de LOA me interesan los eventos inexplicables y sorprendentes que son estadísticamente imposibles de suceder, para poder confiar en que son producto de esta Ley Universal. De otra forma es difícil no considerarlo una simple casualidad.
Es por eso que en este ejemplo que platicaré aquí, realmente puse a prueba a la ley de atracción con todo un algoritmo que redujera a casi cero la posibilidad de que pudiera considerarse casualidad.
Para poner las cosas en contexto, te comento que, en mi casa tengo un estudio donde trabajo ocasionalmente, y conecta por medio de ventanales grandes a un pequeño jardín. El jardín está cubierto de pasto y tiene un par de carriles formados con ladrillos, que permite meter un auto sin maltratar el pasto. Aunque, es raro que lo utilicemos para estacionar un auto, pues tenemos una cochera que es más conveniente para esto.
El jardín se aprecia en su totalidad desde el lugar donde trabajo por medio de los ventanales. Con esta vista, cierto día pude apreciar que comenzaba a llegar uno que otro pájaro a comer gusanos. Uno de ellos llamó particularmente mi atención, porque tenía el pecho rojo. Así que cuando lo vi, con una actitud de juego por mi parte, intenté transmitirle un pensamiento: “si puedes sentir mi vibración, vuela directamente a este ladrillo que está cerca de mí, junto al ventanal“. Me parecía que era una buena prueba, pues los pájaros que llegan al jardín se mantienen alejados de ese ladrillo junto al ventanal, seguramente por el temor de que yo les pudiera hacer algo.
Se me ocurrió esta prueba porque cuando estamos en un estado de permisividad o de alineación, es normal que los animales interactúen con nosotros de formas especiales y únicas. Así que de alguna forma, con mi juego mental, intentaba poner a prueba mi alineación y a LOA.
Le pedí mentalmente al ave que volara directamente desde el punto donde se encontraba en ese momento, en el pasto, hasta ese ladrillo que resalta en el jardín cerca del ventanal, junto al lugar donde me siento a trabajar. Ese ladrillo funciona como tope para las llantas del auto, cuando lo estacionamos ahí, y por eso resaltaba de los demás. Como quería poner a prueba a LOA, o a mi poder telepático con las aves, esperaba que su vuelo al mencionado ladrillo fuera de alguna manera extraordinaria, para que no pareciera una simple casualidad.
El pájaro caminó de un lado para otro, buscando algún gusano para comer, para entonces salir volando del jardín sin cumplir la misión que le había encomendado . 🙁 Pude haberme decepcionado, pero en su lugar refiné mi petición para poner a prueba a LOA. Decidí que quería manifestar un evento más complejo con los pájaros que iban al jardín y con el ladrillo que estaba junto al ventanal. Repito, no quería que pareciera una simple casualidad, si es que llegaba a ocurrir, pues ¿qué tendría de extraordinario que un pájaro llegara volando a un ladrillo en el jardín? No sonaba a un testimonio que causara suficiente interés en el sitio de El Aprendiz de LOA. Así que, para hacérsela difícil a la Ley de Atracción pensé en un proceso difícil de cumplir para los pájaros. Con un poco de sentido del humor, imaginé el proceso, sin obsesionarme en que realmente sucediera. Quería ponerle un verdadero reto a LOA.
Pensé en el siguiente procedimiento para mi manifestación:
- Si el evento del ave en el ladrillo ocurre el día de ahora, quiero que venga un solo pájaro que vuele directamente desde fuera de la casa al ladrillo mencionado, sin pararse en el pasto o en otra parte del jardín. Aunque pensé que si sucedía así, todavía se podría considerar una casualidad; así que decidí hacerlo aún más complejo. Quería una prueba contundente de que era LOA y no una bonita casualidad.
- Lo segundo que le agregué a mi petición fue que si el evento ocurría un día después, es decir, el segundo día, serían dos pájaros juntos, y no uno sólo, los que volarían directamente al ladrillo. Vuelvo a aclarar que nunca había visto a un pájaro pararse en ese ladrillo, así que ya de por sí resultaría algo extraordinario que ocurriera ante mi deseo.
- Pero no fue suficiente mi ambición, así que para poner las cosas más complicadas, pedí que si el evento ocurría en el tercer día, deberían de ser tres pájaros los que volaran directo de la calle al ladrillo.
- Si ocurría el cuarto día, deberían de ser cuatro pájaros los que llegaran directo al tope.
- Cinco si fueran el quinto día, seis el sexto, y así sucesivamente, dependiendo del día en que ocurra el evento. ¿Qué probabilidad había de que ocurriera así?
Seguramente pensarás que alguien inventando estas cosas no puede estar en su sano juicio, y no te culpo, pero como aprendiz de LOA me interesa mucho ponerla a prueba y quitarme de cualquier duda respecto a su funcionamiento.
No sé qué pienses, pero creo que era suficiente complejidad la que definí en mi petición para que ocurriera como resultado de la casualidad. Sólo porque me encontraba demasiado relajado o meditativo es que no me burlé de lo absurdo de mi idea.
Me sentía en un estado que, desde mi punto de vista, debe ser un estado cercano al estado de permisividad del que habla Abraham [Hicks]. Estaba totalmente relajado y en paz, y ante esa idea incluso un tanto divertido. No me sentía ansioso de que mi experimento resultara o no. Si pasaba estaría excelente; pero si no pasaba sabía que no me deprimiría ni mucho menos, quizás sólo disminuiría mis expectativas sobre LOA.
Ese día y al siguiente estuve atento a lo que hacían los pájaros en el jardín, pero al tercer o cuarto día lo olvidé. Ciertamente tenía muchas más actividades en qué ocuparme que en vigilar a los pájaritos. Mi estado de ánimo al trabajar en ese estudio junto al jardín, suele ser de relajación y optimismo, casi podríamos decir que cercano a la alineación. Seguramente porque, en general, disfruto bastante hacer mi trabajo.
[Señal 1] El quinto día estaba en un estado de ánimo optimista y alegre, riéndome al leer un comentario divertido que alguien me hizo por el chat de la computadora. Justo en ese momento sentí el impulso de voltear hacia el jardín y, ¡oh, sorpresa! En ese instante ¡cinco pájaros volaron directamente desde la calle al ladrillo de mi experimento, sin parar antes en ningún otro punto del jardín!
Por si fuera poco, cuatro de ellos estaban formados en línea sobre el ladrillo y el quinto sobresalía enfrente y a la mitad de la fila de los otros cuatro; era una formación perfecta que dudo que pueda hacerse con aves entrenadas. ¡Cinco pájaros en el ladrillo volando directo de la calle, en el quinto día! Justo como lo había pedido en mi complicada solicitud a LOA. Y para que no me quedara duda, los pájaros estaban en formación perfecta, sobrepasando mis expectativas, lo cual no es raro cuando dejamos que LOA se encargue de nuestros deseos.
Ni antes de ese día, ni los días después de ese evento, llegué a notar que algún pájaro se parara sobre ese ladrillo. Sólo ocurrió ese día, el quinto día después de pensar en mi deseo, y cumpliendo un requisito tan específico como el que solicité. ¿Deberíamos de llamarle casualidad? Si le llamamos así, habría que agregarle también el adjetivo de mágica, sofisticada y milagrosa casualidad. ¿No crees?
O, quizás, sólo quizás, realmente existe un poder que no entendemos que responde a nuestras vibraciones, pensamientos y emociones, permitiéndonos crear nuestra propia realidad.
Te imaginarás que en el momento en que me sucedió me quedé con la boca abierta. Lo cual no debería de sorprenderme, pues desde que practico intencionalmente los ejercicios de LOA, se me manifiestan todo tipo de situaciones curiosas, divertidas y milagrosas. Me pregunto si llegará el día en que dejen de sorprenderme las manifestaciones de LOA.
Para qué perder el tiempo con peticiones absurdas a LOA
Se preguntarán por qué pedí algo tan absurdo. ¿no deberíamos de usar LOA para cosas más importantes? Lo hice por una sencilla razón: para aprender a utilizar la Ley de Atracción de forma deliberada poniendo a prueba al Universo, utilizando deseos simples, con los cuales no tenga creencias negativas o pensamientos de resistencia. Y es que, cuando comenzamos a practicar con LOA es más fácil obtener resultados si utilizamos deseos simples que no nos sean importantes en nuestra vida y que no hayamos estado deseando anteriormente.
Cuando pides algo que por mucho tiempo has deseado y no has podido conseguir, como dinero, salud o una pareja, resulta muy difícil relajarte confiado mientras esperas a que se manifieste. En esos casos la mayoría de la gente no puede evitar notar la ausencia de su deseo, como me ocurrió el primer y segundo día en que pedí mi deseo. Es difícil entrar en un estado de permisividad y confianza al pensar en los temas que más te importan y por los que quizás hayas sufrido por su ausencia. Asomarte a tu realidad, cada día, después de “pedirle” algo al Universo, notando que aún no ha llegado, lo que ocasiona es que se vaya alejando, en lugar de acercarse.
Si practicas con cosas insignificantes e irrelevantes no te sentirás estresado ni opondrás resistencia con tus creencias negativas, pues te dará igual si se cumple o no la manifestación. No necesitarás asomarte cada día para ver si ya llegó. Y es precisamente ese estado de despreocupación el que necesitas para poder manifestar tus deseos.
Falta de respeto para Dios
Cuando le pides a LOA, le estás pidiendo a Dios. No podemos separar ambos conceptos. A la gente que profesa la mayoría de las religiones le debe de causar mucho ruido la sugerencia de ponerlo a prueba con peticiones absurdas. Con las creencias que obtenemos de nuestras religiones, no es difícil pensar que Dios es demasiado importante y nosotros demasiado insignificantes como para hacerlo perder su tiempo con cosas absurdas. Lo que tenemos que entender es que Dios es infinito, no le importa lo absurdo o no, le importa, por así decirlo, su propia expansión a través de nosotros. Y no hay juicios de Su parte con respecto a qué petición es pequeña y qué es grande, que es importante y qué no lo es. Le importa tu capacidad de crear, utilizando el flujo de energía infinita que proviene de Dios. Le importan las vibraciones que emites al pensar en el objeto de tu deseo. Y al ser nosotros una extensión de Dios no podemos ser insignificantes. Ni nosotros, ni nuestras peticiones, por más absurdas que parezcan.
Dice Abraham [Hicks]: “es igual de fácil crear un botón que un castillo“. ¡Claro! Siempre y cuando lo quieras y lo creas lo suficiente. Y aquí está el gran truco: ¿qué tan capaz eres de desear algo intensamente y creer sin ninguna duda que lo puedes obtener? ¿Puedes estar tan seguro de ello como para vivir con la alegría y confianza de que llegará en el momento justo, sin que tengas que volver a preocuparte por buscarlo?
El desear un comportamiento específico de los pájaros fue algo que yo pedí para poner a prueba LOA, y para incrementar mi confianza y mi fe en ella. Pues, LOA funciona precisamente con el poder vibratorio y emocional que brinda la fe, la felicidad, el conocimiento. Y como toda habilidad, esta fé puede adquirirse e incrementarse con la práctica. Siendo honestos, es muy poca gente la que comprende y tiene una fe verdadera, como para creer que lo que ha pedido le será dado, como lo aseguró Jesucristo. Si tuviera la fé del tamaño de una semilla de mostaza, veríamos milagros por todas partes y todo el tiempo.
Afortunadamente podemos alimentar nuestra fé paulatinamente, como cuando ejercitas tus músculos o tu condición física. No quieres tener músculos grandes desde el primer día que vas al gimnasio, ni una condición cardiovascular envidiable dese el primer día que sales a correr. De la misma forma, son pocas las personas que pueden tener fé sin haberla alimentado con algo más que las palabras de un sacerdote. Las palabras no enseñan, lo que enseña es la experiencia, – dice Abraham. Aunque es cierto que es “dichoso el que cree sin haber visto,” para nuestra suerte hay una alternativa a la fé ciega, y consiste en manifestar milagros pequeños y absurdos de una manera relativamente fácil, para después, y poco a poco ir incrementando nuestra fé para creer en los grandes milagros . Y quizas un día podamos entender, como lo dice Un Curso de Milagros, que no hay diferencia entre un milagro pequeño y uno grande, o que es igual de fácil crear un botón que un castillo.
Si asociamos algún ejercicio de LOA con lo que hice para manifestar el testimonio del que acabo de platicar, seguramente será el ejercicio de de “Qué tal si..” (What if…). Este consiste en pensar de una forma relajada y sin pretensiones en todo tipo de cosas que nos parezca interesante o divertido manifestar, sin darle demasiada importancia al hecho de que suceda o no. “Que tal si me encuentro gente amable en el día, qué tal que el clima esté bien el día de ahora, qué tal que hoy no me encuentro tráfico, qué tal que…. “ (llénese aquí con su deseo) .
También vale la pena resaltar la actitud que tenía al momento de la manifestación. Me encontraba chateando en una divertida conversación. Es decir, me encontraba en un punto alto en la escala emocional, y por lo tanto en alineación, o en modo de receptividad. El estado que necesitamos para recibir nuestras manifestaciones. No puedes recibir tu manifestación cuando te sientes enojado, molesto, sólo, triste, frustrado. No importa el pretexto que utilices para encontrarte en un cierto estado de ánimo, pues el Universo lo que escucha son tus vibraciones, no las razones por las cuales tienes esas vibraciones.
Con esto termino mi testimonio y reflexión sobre LOA, esperando que lo hayas disfrutado, y que comprendas que la ley de atracción no tiene límites. Puedes pedir lo que sea, por más absurdo que parezca, siempre y cuando no tengas pensamientos negativos al respecto. Y te conviene comenzar con cosas que no te sean relevantes, para comenzar a comprobar los resultados e incrementar tu fé, antes de pasar a cosas más importantes.
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